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Hábitos de vida saludable para personas mayores

Todos envejecemos, pero hay personas que consiguen entrar en la tercera edad con mejor estado de salud que otras. ¿El motivo? Los hábitos diarios y el estilo de vida que se llevan a cabo. Para asegurar un envejecimiento saludable, es esencial establecer una rutina y hábitos de vida saludable y activos.

¡Adéntrate con energía y positividad en esta nueva etapa siguiendo los siguientes puntos clave!

Establecer hábitos de vida saludables

Aunque hay distintos factores que pueden influir a la hora de cómo nos adaptamos a la vejez,  ya sabemos cómo influye la edad en la salud.  Existen métodos que contribuyen a nuestro bienestar con el fin de combatir enfermedades, lesiones o cambios funcionales.

Si tu objetivo es convertirte en un adulto mayor vital e independiente, establece hábitos saludables para personas mayores como estos:

1. Hacer deporte

Es normal que los músculos se debiliten al llegar a ciertas edades. Por eso, es muy importante realizar actividad física que ayude a potenciar el fortalecimiento y resistencia de la masa muscular para evitar lesiones físicas y estados de dependencia.

Para este grupo de edad, se recomienda desarrollar actividades de bajo impacto que ayuden a cuidar huesos y articulaciones a la vez que trabajan el crecimiento de los músculos. Algunos ejemplos de estos ejercicios son las caminatas, la natación, el yoga o el pilates, que ayudan a reducir el riesgo de complicaciones cardiovasculares, mantener un peso adecuado y mejorar el equilibrio y la coordinación.

Entrenar de forma habitual mantiene cuida la autonomía y la movilidad de los mayores, pero es necesario consultar a un profesional médico qué ejercicios se pueden realizar o si hay algún tipo de limitación por salud a la hora de llevar a cabo cualquier tipo de esfuerzo físico.

Lo mínimo que se recomienda en cuanto a tiempo de realización de ejercicio físico son al menos 2 horas y media a la semana de actividad moderada para notar mejoría en las condiciones físicas.

2. Alimentación equilibrada

Mantener una alimentación equilibrada es un hábito saludable que deberíamos tener en cualquier etapa de la vida, pero al llegar a cierta edad, esta tarea se convierte en algo prácticamente obligatorio.

Al cumplir 65 años, es importante asegurar que se lleva a cabo una dieta que reduzca la ingesta de grasas saturadas y grasas trans y priorice el consumo de frutas, verduras y alimentos no procesados. Es imprescindible consumir productos que aporten hierro, proteínas y omega-3, presente en pescados como el salmón o el atún, en nueces, soja o semillas de chía.

Además, se recomienda reducir el consumo de carbohidratos o azúcares y aumentar el de grasas saludables, beneficiosas para el corazón, como el aceite de oliva, el aguacate o los frutos secos.

Una dieta de estas características puede ayudar a disminuir el riesgo de obesidad, diabetes, complicaciones del corazón y el cerebro, osteoporosis y algunos tipos de cáncer.

3. Entrenar la mente

El tiempo no sólo pasa por tus huesos y músculos. ¡También por tu mente!

Además de trabajar y fortalecer músculos, huesos y articulaciones, es importante tener en cuenta nuestro cerebro e incluirlo en la lista.

Por eso, es interesante realizar ejercicios mentales que ayuden a mejorar la concentración y la memoria y contribuyan a combatir el deterioro cognitivo.

Algunas de las actividades que se pueden hacer para mantener tu mente activa es leer un libro, realizar cuentas matemáticas, aprender nuevos idiomas, recordar la lista de la compra, memorizar teléfonos, practicar música, jugar a juegos de mesa o resolver acertijos y crucigramas.

¡La clave está en retar a tu cerebro!

4. Mantenerse hidratado

Al envejecer, nuestro cerebro puede toparse con problemas a la hora de regular la temperatura corporal, el apetito o la hidratación, por lo que existe el peligroso riesgo de deshidratarse inconscientemente.

Estar correctamente hidratado es algo principal para el funcionamiento de nuestro organismo, ya que puede ayudar a combatir el desarrollo de enfermedades o complicaciones.

De esta forma, además de fomentar el consumo de agua, es preferible reducir lo máximo posible otras bebidas como las alcohólicas o las azucaradas, que contribuyen al riesgo de padecer enfermedades que deterioren la salud física y mental.

5. Acudir a los chequeos médicos

¡Que la pereza no te gane! Hay personas que cometen el error de no acudir a su médico hasta que ya están enfermas, ignorando la importancia que tiene la prevención para evitar o encontrar a tiempo cualquier posible enfermedad.

Con la edad, las probabilidades de desarrollar problemas de salud aumentan, por lo que ir con regularidad a chequeos médicos, especialmente si ya se sufre algún tipo de patología, es indispensable.

Asegurar nuestro bienestar puede ser tan fácil como someterse a exámenes de prevención o análisis de sangre.

6. Descansar bien

Puede que pienses lo contrario, ¡pero estar activo siempre y descansar poco no es bueno! De hecho, no dormir al menos siete u ocho horas seguidas durante la noche es muy perjudicial tanto para nuestro cuerpo como para nuestra mente, afectando a nuestro sistema inmune y aumentando el riesgo de enfermedades del corazón, obesidad y diabetes.

Por lo tanto, ¡establecer una rutina de sueño saludable es primordial!

Procura fijar una hora para acostarte y ceñirse a ella.

Si tienes problemas para conciliar el sueño, siempre puedes practicar ejercicios de respiración o meditación antes de ir a dormir.

Si tu caso de falta de sueño es extremo, recomendamos acudir a un profesional médico.

7. Hábito de vida saludable básico: socializar

¿Piensas que la gente mayor carece de interés en desarrollar nuevas relaciones o amistades? ¡Error!

En realidad, es en esta etapa cuando más beneficioso es disfrutar de vínculos familiares o de amistad, ya que la socialización ayuda a combatir la soledad y depresión, fomenta la autonomía, fortalece la memoria y mejora el estado de ánimo.

Al final, el humano es un animal social por naturaleza que se beneficia de las relaciones sociales con el objetivo de favorecer su bienestar personal y la autoestima.

8. Mantener una higiene personal adecuada

Tener una higiene personal habitual y apta es prioritario en cualquier etapa de la vida pero, en el caso de las personas de la tercera edad, esta necesidad incrementa su importancia debido al debilitamiento de su sistema inmunológico.

Así, algo como una higiene descuidada que puede no afectar en gran medida a personas más jóvenes, puede resultar en un aumento en la presencia de bacterias que, para los adultos mayores, llegaría a generar infecciones u otros problemas de salud más graves. Por tanto, tener una buena higiene es otro ejemplo de hábito saludable esencial.

9. Realizar actividades entretenidas

Explotar al máximo las oportunidades que ofrece tu tiempo libre y mantenerte entretenido con actividades que mejoren tu estado de ánimo y rompan la monotonía de la rutina te ayudará a mantener un equilibrio perfecto entre la salud física, social y mental.

Cuidar tus relaciones sociales y disfrutar del día a día con positividad contribuirá a mejorar tu sistema inmune. ¡Está demostrado! Estudios indican que la parte derecha del córtex del cerebro, asociada a emociones negativas, emite una respuesta inmune más débil ante patologías.

Así, se corrobora la relación directa que existe entre ser feliz y mantener un estilo de vida saludable. 

Nunca es tarde para establecer y adoptar hábitos de vida saludables que te ayuden a alcanzar la tercera edad con tu vitalidad, independencia y energía prácticamente intactas.

Con estos consejos en tu bolsillo, ¡sólo te queda ponerte manos a la obra e implementarlos! ¿Estás listo?

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